“El diagnóstico es un antes y un después, pero no es el fin de nada”

E. es una seguidora de Contarse que hace algunos años atravesó una internación psiquiátrica por un brote psicótico. En esta nota, nos cuenta sus dificultades luego de recibir el diagnóstico de esquizofrenia y cómo ha atravesado distintos momentos de su tratamiento.  

-¿Por qué motivo tuviste una internación en salud mental?

El motivo de mi internación fue porque tuve una psicosis. No sabía qué me pasaba, creía que la gente me perseguía en la calle, pensaba que escuchaban mis pensamientos y un día de visita en lo de mi mamá me vio rara, pensó que estaba drogada porque decía cosas sin sentido. Me llevo a varios médicos clínicos, no sabían lo que tenía. Hasta que fuimos a un hospital psiquiátrico en mi zona y ahí me internaron

-¿Cómo fue el proceso de recibir el diagnóstico? ¿Qué implicó para vos?

Recibir el diagnóstico fue difícil para mí porque no entendía muy bien por qué tenía estas percepciones. Me diagnosticaron esquizofrenia. Sabía que algo no estaba bien conmigo. Con mi psiquiatra y psicóloga empecé a aceptar mis limitaciones

-¿Qué sabías de la esquizofrenia antes de recibir el diagnóstico? ¿Qué sabés ahora?

[Antes de recibir el diagnóstico] de la esquizofrenia ni yo ni mi familia sabíamos nada. Nadie en mi familia pasó por algo similar, era la primera vez que alguien estaba pasando por una internación.

Ahora sé que cambia la percepción de la realidad. Como llevo años con el tratamiento ya no tengo alucinaciones pero a veces tengo pensamientos algo raros. Y sé que es una enfermedad que me va acompañar toda la vida.

-¿Cuáles fueron, desde tu punto de vista, las dificultades de las personas de tu entorno (familia, amigos, etc.) para acompañarte en ese proceso?

Para mi familia fue muy difícil atravesar el momento de la internación. Mis padres están separados y no se hablaban. Mi papá no aceptaba que yo esté internada y no lo supo procesar en su momento. Fue mi mamá que me acompañó a internarme. Para ella también fue muy difícil aceptarlo y muy doloroso verme, pensaba que no me iba a recuperar. Cuando salí de la internación, ellos empezaron a ir a un grupo de padres del Hospital de día y ahí empezaron a asimilar mi situación. Además, siempre hablaban con mi psiquiatra para saber cómo ayudarme a seguir el tratamiento

-¿Tuviste alguna “recaída”?

Pasaron 7 años de mi internación y no tuve recaídas. Según las psiquiatras que me entendieron en estos años tuve muy buena adherencia al tratamiento y no tuve que pasar por otra internación. Pasé por muchas pastillas hasta que mi primera psiquiatra dio con la indicada.

-¿Qué estrategias considerás importantes para evitar recaídas (reinternaciones)?

Lo que considero importante para no tener recaídas es tomar siempre tomar la medicación, es lo fundamental. También es muy importante el apoyo familiar y de mis amigos, creo que es lo que me mantuvo sin recaídas. Además, tener actividades: yo hago teatro y natación.

-¿Qué tipo de tratamiento hacés actualmente?

Ahora estoy en tratamiento con una psiquiatra en el hospital que me atendieron la primera vez y quería retomar psicoterapia (porque hace unos meses me dieron el alta).

-¿Cómo es tu vida hoy en día?

En mi vida actual comparto tiempo con mi pareja, que lo conocí hace un año. Él está al tanto de lo que me pasó y me apoya. Tengo actividades recreativas como hacer teatro. Hago deporte, voy a natación y después decidí retomar la facultad; hago una carrera en la UBA.

-¿Qué nos podés contar acerca de tu emprendimiento?

Estoy con un emprendimiento de pastelería. Vendo tortas y cosas de panadería. También hice un curso de manicura y depilación. Ya que no volví a trabajar en relación de dependencia después de mi internación.

-¿Qué le dirías a personas que están atravesando una situación similar a la que pasaste vos?

A la gente que está atravesando esta situación le diría que al principio es difícil pasar por una internación, pero se puede salir adelante. Que es posible hacer una vida dentro de todo, si se podría decir, normal. Con medicación de por medio y con ayuda de los profesionales, que es muy importante. Se puede vivir sin recaídas. El diagnóstico es un antes y un después, pero no es el fin de nada.

Pará mí fue el inicio de un montón de cosas lindas. Porque ahora estoy consciente de vivirlas. Antes, con las alucinaciones no podía estar feliz y no podía disfrutar de mi familia ni de mis amigos.

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